lunes, 5 de septiembre de 2011

Capítulo 3: “Pequeño Bolita.”

Llegué a casa a las tres y cuarto, justo cuando mamá servía su ensalada mixta, mi preferida.
-¡Hola a todos!- Dije.
-Cielo, abre el regalo. Es de tu padre y mío. Está en tu cuarto.
Los miré y sonriente corrí hacia las escaleras, subiéndolas de dos en dos como una loca para conseguir finalmente mi regalo. Cuando llegué arriba, me quedé durante unos segundos en frente de la puerta, exhausta por la carrera.Al abrirla finalmente y después de un pequeño chirrido, encontré una pequeña caja blanca con un lazo rojo rodeándola. La abrí cuidadosamente y descubrí mi regalo, un pequeño perrito, con toques de marrón, canela, blanco y negro en su pelaje. Estaba asustado, lo saqué de la caja y se hizo una pequeña bola en mi cama.
-Mmmm... ya sé como llamarte, Bola. - Dije mientras lo cogía y lo metía en el bolsillo de mi sudadera. Bajé las escaleras despacio para no hacerle daño. Cuando llegué a la cocina mis hermanos decían:
-¿Qué es, qué es?
Saqué de mi bolsillo a Bola y se los enseñé sonriendo.
Mi hermano hizo una mueca de decepción y se puso a hacer ruidos con el tenedor en el plato, sin llevarse ningún trozo de la ensalada a la boca, sólo tocándola una y otra vez con el tenedor. Mi hermana se levantó y lo cogió, después, se lo enseñó a mi hermano.
-Venga, sabes que te encanta, Ángel.
-Es gracioso.
-Va, cógelo. -Le dije.
Lo cogió y después de varios gestos incomprensibles, le sonrió.
-¿Cómo lo vamos a llamar?- Dijo mi madre mientras bebía un trago de agua. 
Justo cuando mi padre iba a decir un nombre estúpido, intervine urgentemente:
-Bola.
-¿Por qué Bola?- Dijo Mery. 
Cogí a Bola y lo puse en el suelo. Unos instantes después volvió a hacerse una bola pequeña. Rieron.

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