domingo, 25 de noviembre de 2012

Capítulo 18: "Bella Mahier."

Diario de Alexia, 19 de abril de 2010:
En estos días estoy desconectada. Es decir, no sé lo que pasa por mi cabeza, no razono, digo lo primero que se me ocurre, mientras que mi cuerpo corre por ahí sin mi consentimiento. Después de la nariz rota, la visita al Sugar 60's y la pelea con Michael, me queda hablar con Adam. No lo voy a dejar, porque no estamos saliendo, pero quiero dejar las cosas claras y olvidarme de chicos por un tiempo.

Justo cuando cerré mi diario, estaban tocando la puerta. 'Pasa' dije mientras guardaba el diario debajo de la almohada. En un principio pensé que era Adam, siempre que hablaba de alguien, aparecía al instante. Pero no, no era él, sino Alejandro (el chico que se había quemado las manos) acompañado de una chica que no conocía.
-Hola Alexia. -Dijo mientras entraba y cerraba la puerta detrás de la chica.
-Hola Alejandro, ¿qué querías? Quiero decir, ¿qué queríais?
-Te traigo los deberes del señor Norton, junto al resumen del capítulo dps, ya que has faltado esta mañana. ¿Cómo estás?
-Bien, no ha sino nada, un pequeño susto. -Dije mientras señala a mi nariz. Después miré con cara interrogante a la chica pelirroja que se encontraba a su derecha.
-Ah sí, ella es Bella. Es nueva aquí y como tú eres principiante me gustaría que la ayudases a integrarse, enseñarle un poco esto y eso...
-Pero Alejandro, yo llevo como cuatro o cinco días aquí, ni siquiera he visto la cocina, ni la biblioteca, nada.
-¡Pues mejor, veis todo juntas!
-Bueno, vale. Gracias por los deberes y el resumen. Por cierto, Alejandro, ¿cuál es tu poder?
-Viajar en el tiempo. -Dijo mientras se sentaba en la silla.
-Como mi bisabuelo... -Dije con una sonrisa en la boca.
-¿Tu abuelo no tenía poderes?
-No. En mi familia mi bisabuelo y yo somos los únicos que los hemos tenido.
-Qué suerte. En mi familia sólo yo los tengo.
-Bella. ¿Tú qué poder tienes? -Dije mientras le indicaba la silla, para que se sentara.
Hubo una pequeña pausa, de unos treinta segundos.
-Bella, no seas tímida, aquí todos tenemos poderes, no temas por tu privacidad. -Dijo Alejandro, indicándole de nuevo la silla.
-Tranquila, no muerdo. -Dije mientras enseñaba mis dientes con un rugido de león.
-Yo... leo la mente.
-Guau. Mola mucho, pero intimida. ¿Puedes saber lo que estoy pensando ahora mismo?
-Claro. ¿Piensas en que te gusta mucho mi color de pelo? Gracias. -Dijo mientras se ponía roja.
-Bueno, os dejo, tengo que ir a buscar a Michael, hoy no ha aparecido por clase. ¿Sabes dónde está?
-Sí, la última vez que lo vi estaba en las escaleras de la primera planta. -Dije mientras me levantaba y movía la silla bruscamente.
-¿Os habéis peleado?
-Sí, paso de él completamente.
-Bueno, en todo caso voy a hablar con él. -Se levantó y se marchó.
-Un momento, me conecto a Tuenti, veo mi móvil y nos vamos por ahí.
Tuenti. Más de 50 comentarios en el tablón.
Más de doscientas visitas nuevas. El rumor de que había ido a un "internado" se había divulgado.
10 mensajes privados. Todos de: ¿Dónde estás? ¿Es cierto lo del internado?. Decidí no responder a ninguno de ellos, total eran de cotillas que se sentían realizadas al saber todo sobre los demás y que iban a prolongarlo por ahí con la típica frase de "Sí, me lo dijo a mí."
Ya que tenía oportunidad, puse un estado: Queridos/as cotillas, no os interesa dónde estoy ni a dónde voy, no me preguntéis ni por mensajes privados, ni por comentarios. ¡Gracias! :)
Y miré los comentarios, todos felicitándome por mi cumple, es cierto, no me había conectado desde mi cumpleaños y además, nadie me había felicitado. Me disponía a enviarle un mensaje a Adam, porque no lo iba a ver. Aunque iba contra mis principios, decidí hacerlo:
"Oye, esto va en contra de mis principios, pero no me van a dejar escaparme otra vez, así que, no quiero nada contigo, simple amistad. Tampoco quiero nada con Michael, con ningún chico. Lo siento."
La juventud se me había quedado grabada en la mente, siempre la recordaba, pegaba totalmente con mi actual situación.
-¿Adam y Michael son tus novios? -Dijo Bella asomando su cabeza por la pantalla del ordenador.
-No. Bueno, no sé. Con Adam fueron dos besos tontos y lo de Michael también. ¿Cómo lo sabes?
-Leo la mente. Y si estás escribiendo algo por ordenador, lo piensas antes.
-Joder, qué intimidante. -Reí, mientras cerraba sesión y apagaba el ordenador. - Bueno, miro el móvil y nos marchamos.
(5) Mensajes nuevos, 1 llamada perdida.
(1) Mensaje: de Jackson a las 12:23 : Pequeñita, ¿cómo vas? Te podrías conectar y hablamos por skype.
Responder: Voy mejor, ya te contaré. ¡Cuando quieras guapísimo!
(1) Mensaje: de Adam a las 14:32 : ¿Cómo llevas la nariz? Te quiero... No es por pena... jajajajaja :)
Responder: ¡Mejor! Lee mi privado de tuenti.
(1) Mensaje: de Mery a las 18:54 : Papá nos ha contado lo de la nariz, espero que estés bien. Se te echa de menos por aquí, hasta Ángel te echa de meos.
Responder: Estoy bien, sólo ha sido un susto. Jajajajaja, os quiero mucho! Y por aquí también.
(1) Mensaje: de Alex a las 10:42: Somos Allison y Alex, echamos d menos tus tonterías. Vuelve pronto, te queremos.
Responder: Jo, ¡os quiero mucho! Volveré lo antes que pueda.
(1) Mensaje: de Holly a las 17:02: Somos Amelie Alice y Gabe, te has librado del trabajo de tecnología, qué suerte tienes. Te queremos.
Responder: Hiciera lo que hiciera iba a sacar un cero, me tiene manía... Os quiero.
(1) Llamada perdida: Mamá: a las 19:01

Todos me daban mucho ánimo. Y ahora me disponía a conocer un poco mejor la organización junto a Bella, una chica tímida donde las haya, pero con sentido del humor, esto olía a amistad. Y hablando de amistad, ¿dónde estaba Channel?

sábado, 24 de noviembre de 2012

Capítulo 17: "Juventud, divino tesoro."

Después de haberme dado de alta, y haber vuelto a la organización; quería hablar con mi padre. Decidí hacerlo en un lugar que me gustaba desde pequeña, al que iba con él los domingos por la mañana.
El Sugar 60's.
Era un bar ambientado en los sesenta, a las afueras de la ciudad. Su única trabajadora era una camarera encantadora, Roxi, que trataba a todos sus clientes con cariño y sin duda ella era la razón por la que ese bar seguía teniendo algún que otro cliente.
Iba vestida con un vestidito rosa con un delantal, patines y un cardado de al menos cinco centímetros. Salió de la barra y nos miró. Su sonrisa apareció y con ella sus dientes amarillos.
Colocó un cigarrillo entre sus labios y patinó hasta nosotros con increíble habilidad.
A saber cuánto llevaba haciendo esto.
Sacó una libretita pequeña en la se podía leer Sugar 60's a pesar de que la tinta casi había desaparecido.
-Georgin, ¡cuántísimo tiempo! Te has olvidado totalmente de nosotros...
¿Georgin? ¿Qué nombre era ese? Miré a mi padre y él sonrío a Roxin.
-¡Roxin! -Exclamó, eufórico- Sí, desde que la pequeña se ha hecho mayor no vengo mucho a visitaros -dijo mientras se saludaban con un abrazo.
-No me digas... ¿Esta es Alexia?
Sus ojos se posaron en mí y sonrío como si hubiera descubierto América.
-Cómo pasa el tiempo -continuó-. Hace dos días venía llena de trencitas y falditas de flores; y mírala ahora. Eres toda una mujer. Aunque supongo que tú no te acordarás de mí. Es toda una pena.
-No, lo siento -le afirmé, con una sonrisa de disculpa. Pude sentir cómo ponía la cara de cachorrito y me reí.
-¿Y qué hacéis por aquí?
-Se ha roto la nariz. Nada grave.
La sonrisa de Roxin desapareció y sentí su mirada de pena en mí. Lo que faltaba. ¡Sólo me había roto la nariz!
-¿Qué os sirvo?
-Yo quería un café descafeinado con leche.
-Qué poco llevas los sesenta en las venas, papá. Yo un Banana Split -pedí, para que dejara de sentir pena por mí-. Con mucho chocolate, por favor.
Sacó un rotulador negro y lamió la punta para que la tinta fluyera mejor. Apuntó el pedido y sonrió.
-Así me gusta, una sesentera en toda regla.
Nos retiró los menús y se marchó patinando a alta velocidad.
-¿Qué ha pasado con los chicos? ¿No te aclaras?
Ay. ¿Iba a hablar de chicos con mi padre? No. No. No.
-No. No sé, contigo no puedo hablar de esto -afirmé, ruborizándome-. Es incómodo.
-¿Por qué no pruebas a estar un tiempo sola? Con tu edad es mejor disfrutar de todo, ya habrá tiempo para los chicos. 
Su mirada tierna me hizo sonreír. Quizás sólo quería que disfrutara de la vida. O que no estuviera con chicos.
De algún modo, llevaba razón. Mejor sola que mejor acompañada.
Pero yo sabía que mi compañía no era mala. Aunque lo que había pasado me hacía pensar que sí. Rivalidad, líos, peleas: ¿era buena compañía? No.
Mi cabeza era un lío y lo mejor era que hiciera caso a mi padre. Ellos nunca se equivocan. 
¿Verdad?
Saqué el móvil del bolso negro. Quise mandar un mensaje a Michael y a Adam, pero me arrepentí al segundo.
Era rastrero y patético dejar a alguien por sms. Iba contra mis principios, así que lo guardé de nuevo y miré otra vez a mi padre. Miraba su paquete de tabaco encima de la mesa.
Roxi apareció a toda prisa con el Banana Split y el café en la bandeja. Se tambaleaba de un lado a otro, pero parecía saber controlarlo.
-Tomad, amores -dijo, colocando cada uno de los pedidos en la mesa.
-Puedes salir a fumar si quieres papá, estaré bien.
Él negó con la cabeza y se guardó el paquete en el bolsillo.
Mientras comía mi Banana Split, encontré una servilleta debajo del plato y miré a Roxi preocupada. Se había dejado algo importante y no lo sabía. Le señalé la nota y ella me guiñó el ojo. ¿Qué?
Supuse que podía leerla, así que lo hice.
Pude leer con una letra curva y elegante "Juventud, divino tesoro". 
Guardé la servilleta en el bolso, y miré a Roxi. Sonrió y se dirigió a la cocina.
Creía haber captado el mensaje, era justo lo que mi padre me había comunicado minutos antes. Sólo se es joven una vez en la vida y yo no iba a desperdiciar la mía con chicos.

Después de haber estado hablando con Roxi y mi padre durante un largo rato, salimos del Sugar 60's.
Mientras mi padre se montaba en el coche, me despedí de Roxi y le lancé un beso.
Seguramente ella era una mujer sabia y con mundo, pero había terminado trabajando en un bar de carretera al que sólo iban dos clientes.
Me dio pena. No como cuando alguien se rompe la nariz, sino pena. Pena de verdad.
Ella atrapó el beso y lo acercó a su corazón. 
Me monté en el coche y miré el móvil: 18:42.
Aunque el trayecto era muy corto, puse música para despejarme. La lista de reproducción de Ed Sheeran empezó a sonar y con ella, mis ideas.
Me quedé callada observando el paisaje hasta la organización. Todo parecía raro al salir de allí. La carretera me pareció una invención preciosa, el olor a cigarrillo me tranquilizó y estar en el Sugar 60's me hizo sonreír.
Bajé del coche y paré la música. Mi padre me despidió y me dijo que vendría a verme más tarde.
Andé varios pasos hasta que me di cuenta. Estaba sentado en las escaleras, con la mirada baja y escuchando música. Lo miré varios segundos y entonces él lo hizo. Bajé la mirada avergonzada y él también lo hizo.
-¿Acaso estás enfadado? -le pregunté, parándome a dos pasos de él.
-¿Tú que crees?
-No deberías.
-Es como si me hubieras engañado -afirmó, claramente con celos-. De hecho lo has hecho.
-Podrías quitarte los cascos para hablar conmigo.
-Sí, lo que diga la señorita.
Lo que me faltaba. 
-¿Por qué estás enfadado? He decidido no estar con nadie. ¿Acaso no es eso mejor que estar con Adam? Te he hecho caso.
-Estoy enfadado porque... no sé por qué -dice, removiéndose el pelo rizado-. Confié en ti, pensé que eras diferente, pero no. Eres la típica chica que utiliza a los chicos como pañuelos.
Pude sentir una patada en el estómago y reprimí las arcadas. 
-Te equivocas, yo no soy así, yo sólo...
-¿No eres así? -preguntó, no dejando que me explicara.- Una chica que sale con dos chicos a la vez, ¿qué es? Porque teóricamente eso es lo que has hecho.
-¡Teóricamente tú me has pegado!
Las palabras salieron de mis labios con rabia y desesperación. Me estaba llamando puta. Lo estaba haciendo. Y yo no era de ese tipo de chicas. No había besado a nadie hasta que conocí a Adam.
Levantó la mirada del suelo y se paró en mis ojos. Estaba dolido, lo sabía. Nuestras miradas estuvieron conectadas por más de diez segundos y entonces habló:
-Sabes que no es así.
-Teóricamente sí -le imité, antes de empezar a subir las escaleras.
Podía sentir la rabia corriendo por mis venas. Cada pisotón a las escaleras hacía que me tranquilizara.
-No, Alexia, espera.
Me detuve en seco dos escaleras antes de la segunda planta y me di la vuelta para mirarlo. Quería ver su rostro.
-¿Sabes? Yo también pensé que eras diferente. Dulce, simpático, un poco tímido, divertido -dije, e intenté reprimir la sonrisa que luchaba por salir de mí-. Te daba igual pillar un virus por mí, o incluso quedar como un idiota presentando a tu ex-novia a mi padre como tu actual novia. Pero cuando me diste el puñetazo, tú me dijiste: "Pensaba que me moría". Pero soy yo la que piensa que va a morir, porque me estás fallando. Me has dicho que utilizo a los chicos. ¡No estaba enamorada de Adam, nunca lo he estado y nunca lo estaré!
Estallé con la fuerza de mil cohetes.
-Si me hubiera llenado Adam, no me hubiera acercado a ti. Tú has sido el único, Michael. Pero ahora... está claro que eres diferente.
Me giré y subí las escaleras restantes.
-¡Espera, Alexia!
Bajé para terminar con él.
-¿Sabes? Hoy me han enseñado que la vida pasa rápido, y más aún la juventud. Y no voy a esperar aquí, para pelearme contigo, porque sabes que no tienes razón. No voy a desperdiciar mi tiempo contigo.
Subí hasta la puerta de la organización y la cerré de un portazo.
Adiós Michael.