jueves, 22 de septiembre de 2011

Capítulo 11: “Personas especiales.”

Las clases transcurrieron como otro día normal excepto que Alejandro, un chico de clase, se ha quemado las manos, y no puede asistir al aula.
Tenía ganas de que llegaran las siete de la tarde para quedar con todos mis amigos. Empezaba a pensar que hoy iba a ser un día especial.
La comida fue trágica. Hubo una pelea de comida, pero por suerte salimos de allí rápido. Nos fuimos a la habitación de Mich.
Era muy bonita, esa mañana no me había fijado porque fui principalmente para pegarle un guantazo. Era muy espaciosa, azul, blanca, con muchos muebles, fotos de él en toda la pared… E incluso había una de una chica muy guapa, rubia.
-¿Quién es?- Dije señalando la foto.
-Mi ex-novia.
-Ah. - Channel se reía- ¿Tienes alguna foto de ti y de tu hermana juntos, lo más reciente posible?
-Sí, guardo algunas de hace unos meses, cuando visitamos Londres un día. ¿Por qué?
-Colecciono fotos de gente que conozco, que me caen bien, que son mis amigos.
Fue hasta su mesita y sacó un álbum de color blanco, con picos dorados. Cuando estuvo cerca de mí pude distinguir unas letras en la pasta.
"Personas especiales."
-Aquí tienes -dijo, sacando con cuidado una de las fotos de las primeras páginas. Después me la dejo en la mano-. Pero no me recortes y la mires todos los días al levantarte, ¿vale?

-¿Qué dices? No flipes, Michael -susurré. Toqué su cara con ambos manos, y él sonrió. Por un momento me arrepentí, pensando que él pensaría que querría algo con él. Los tres sabíamos que éramos solo amigos, pero Mich quería que fuéramos algo más (supongo), cosa que por mi parte, estaba de más.
Aproveché y miré su álbum de “Personas Especiales”.
Él de pequeño, con pañal y un polo de chocolate. Channel a su lado sonriente mientras está sentada en el césped.
Una pareja jóven, sonriendo. Sostienen a un bebé en sus brazos y la mujer está embarazada.
Ella es castaña, con los ojos verdes. Él es rubio, con los ojos marrones.
Me pregunto quiénes serán y por qué son especiales para Michael, pero recuerdo que según la tradición yo tengo que darle una foto mía.
-Aquí tengo una mía de hace al menos dos meses.- Saqué el móvil del bolsillo del pitillo y destapé la carcasa. Saqué la foto de carné. Según mi madre era mi mejor foto, así que cada vez que tenía que utilizar una para cualquier cosa, usaba esa. Tenía como cincuenta copias en casa.

Estaba estudiando para el examen de ciencias para mañana.
Estaba harta. Nunca se me habían dado bien las ciencias, y menos este tipo. Todo estaba relacionado con poderes, y la cabeza me iba a estallar.
Tiré el libro al suelo y giré varias veces el cuello, que crujió.
Decidí ducharme, para relajarme y estar lista para la quedada con mis amigos.
Estaba ansiosa, quería que fueran las siete en ese mismo momento. Me sabía el tema de Ciencias (más o menos).
Salí de la ducha aún con la toalla y me planté delante del espejo para secarme el pelo.
El ruido del secador ayudaba a tapar cómo cantaba. Fatal.
Cantaba alto, imitando con el secador un micrófono. Me examiné en el espejo, creyendo que tenía un pequeño grano en la mejilla.
En la esquina del espejo distinguí algo. Brillante. Me giré en redondo.
La sonrisa de Michael.
Yo estaba en toalla, y sin ropa interior debajo de ella.  
Al girarme, las gotas de mi pelo largo saltaron hasta su camiseta, color negra. Se podía distinguir dónde habían caído. Se pasó las manos por el dorso y me miró, sonriente.
Estaba apoyado en la pared, con los brazos relajados.
Me miró de arriba abajo, sin que su sonrisa desapareciera.
-Me has asustado -declaré, mientras apagaba el secador.
-Guau.
-Sal -ordené, señalando la puerta.
-¿Qué haces? -preguntó, como si no me hubiera escuchado.
-¿Qué crees? 
Señalé la toalla y arrugué la cara, para darle a entender que su obviedad no era demasiado aguda.
Esto era el colmo. Michael entraba en mi cuarto cuando quería, se quedaba allí sin importar si estaba con ropa o no, y me dedicaba su típica sonrisa burlona.
Aunque era sexy.
-Acabo de hablar con mi chica.
-¿Cómo?
-La chica de la foto de mi cuarto.
-¿No era tu ex?
-Era. He hablado con ella y… no sé cómo, pero hemos vuelto. Curioso, ¿verdad?
-No -declaré, y volví a encender el secador.
Me cogió de la cintura y me giró hacia él. Apagó el secador.
-¿Estás celosa?
-Claro que no. ¿Puedes marcharte ya?
-¿Molesto? -Dijo, sentándose en el tocador, con los brazos colgando y sonriendo.
Asentí. 
-Está bien. Me marcho. Pero dame un beso -pidió. Le miré y negué con la cabeza- ¿En la mejilla?
Me acerqué a él y lo besé en la mejilla.
Esperaba que se bajara del tocador, pero no lo hizo.
Se acercó a mí, despacio.
Nuestras narices se tocaron. Nuestras respiraciones se convirtieron en una. Sentí cómo sonreía.
Cerré los ojos, llevada por el momento.
Oí cómo soltaba una carcajada.
Ahora se marcharía y se reiría de mí siempre. Channel estaba equivocada. No le gustaba a Michael. Sólo quería divertirse. Eso era lo que hacían todos. Esperaba que no pasara lo mismo con Adam.
Me aparté, intentando no dejarme más en ridículo.
Contemplé su sonrisa. Entonces sus manos viajaron hasta mis mejillas y me acercó a él.
Me besó suavemente.
Sentía que el corazón me iba a estallar.
"Besa mejor que Adam", pensé. Al darme cuenta de lo que estaba haciendo, me separé de él.
Él parecía sorprendido, aunque alegre.
-Vaya, ¿no beso tan bien como tu amigo? -preguntó- Puedo probar de nuevo si quieres.
Agarró la toalla y me atrajo a él. Volvió a besarme, más lento que antes.
En ese momento, entró Channel.
 -Oh. No tenía por qué ver esto -declaró, tapándose los ojos-. ¿Se puede saber qué hacéis? Menuda pregunta más obvia.
Mi cabeza echaba humo, el corazón iba a salirse de mi pecho y el estómago me ardía.
Había quedado con mis amigos en menos de una hora. 
Había quedado con mi novio, rollo, o lo que fuera, Adam.
Me acababa de besar dos veces con el hermano de mi compañera de habitación.
Joder.
-Esto no ha pasado ¿vale? -dije, y miré a Michael. Aún estaba sonriendo, cosa que no entendía. Seguramente había conseguido otro rollo. Algo que me hizo daño. Nunca seríamos amigos.- Dentro de una hora aquí.

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