lunes, 18 de febrero de 2013

Capítulo 26: "Escalofríos."

Vuelvo a mi habitación algo molesta. ¿Por qué tengo que leer un libro cuando empiezo a hacer amigas?
Cuando entro, Channel aún no ha vuelto. Encuentro el libro del señor Norton encima de la cama y lo miro detenidamente.
"¿Para qué sirve mi poder?"
El título me hace pensar que quizás pueda ayudarme. En el índice del libro busco mi poder, que me lleva a la página doscientos tres y dura quince capítulos. Venga ya, ¿todo esto en un día? El señor Norton ha fumado algo, seguro.
Tiro el libro en la cama y enciendo el ordenador. Tarda un rato en cargarse y entro a Tuenti, desconectada. Tengo cientos de notificaciones (la mitad de gente cotilla), pero no tengo ganas de verlas. En novedades sale Holly, etiquetada en varias fotos tomando café con amigos que no conozco. Holly. Me acuerdo muchísimo de ella.
Recuerdo su pelo rubio y la pequeña sonrisa que siempre llevaba con ella. Aunque la canción era relativamente antigua, estaba obsesionada con When I Look At You de Miley Cyrus; y me obligaba a escucharla cada vez que quedábamos. Nunca la escuchaba cuando la cantaba, era muy turran.
Salgo de Tuenti, abro otra ventana de navegador y entro a YouTube. Busco la canción en lyrics, porque verdaderamente nunca había oído ni una palabra. Me quedo con el principio: "everybody needs an inspiration." 
Todo el mundo necesita una inspiración.
Me quedo callada unos minutos, escuchando la canción en silencio, sintiendo el ritmo y disfrutando de aquella voz. Cierro el navegador y me siento en la cama.
Si todo el mundo necesita una inspiración, ¿cuál es la mía? No lo sé.
Quizás hablara de una persona, pero eso lo hace más difícil aún. ¿Quién es mi inspiración? ¿Mi familia? ¿Mis amigos? ¿Quién?
¿Michael?
Éste último me hace pensar. Desde que Michael entró en mi vida, la mayoría de mis días han sido felices (quitando algunos después del golpe en la nariz). Siempre consigue sacarme una sonrisa, y es algo que valoro muchísimo. Me hace rabiar para después volverme a hacerme sonreír.
Me gusta. Michael me gusta.
No sé cuánto llevamos juntos (si es que lo estamos), pero se ha convertido en alguien en el que confiar. Quizás le quiera. Es una palabra fuerte para decirle a alguien al que conoces desde hace tan poco tiempo, sumándole que casi no conozco nada de él.
Puede que sea mi inspiración.
¿Seré yo la inspiración de alguien?
Contemplo la habitación, blanca, que me parece más grande por segundos. Me tumbo en la cama, mirando hacia el techo, con el libro a mi derecha.
Lo miro y lo agarro. Amo leer, pero algo interesante, no esto. No hay remedio, tengo que leerlo. Desde el primer párrafo lo odio. Muestra lo típico: que por tener poderes eres especial, que la Organización te ayuda, que no tienes que temer de nada ni nadie... etc.
¿Por tener poderes soy especial? No. Soy un bicho raro que no puede decirle a su mejor amiga que tiene poderes.
"Usted debe pensar que es un privilegiado por haber sido otorgado con su gran poder." Me río. "No tema, la Organización le protegerá de cualquier mal que pueda sucederle. La Organización es su familia."
Vuelvo a reírme. A mí me han traído en mi decimosexto cumpleaños, demasiado tarde para protegerme. Quizás ahora mismo alguien de trece años está siendo marginado por tener poderes. ¿La Organización lo está protegiendo? No.
O quizás alguien está salvando a otro alguien de morir.
Ahora que lo pienso, no es tan poco probable que haya dos personas con poderes, un villano y un héroe, peleando por mantener a una persona a salvo.
Sin quererlo, pienso en SuperMan. Seguramente sea mi superhéroe favorito: alto, moreno y lleno de gomina hasta las cejas, musculoso y sin problema para apartar a cualquiera de su camino para tener a Lois con él. Puede que ella fuera su inspiración. O quizás la gomina. Quién sabe.
Sé que el superhéroe favorito de Jackson era AquaMan. Deseaba poder respirar bajo el agua y comunicarse con los seres marinos como él.
Una vez más, echo de menos mi anterior vida.
En resumen, hago de todo menos leer.
El sonido de alguien llamando a la puerta me despeja de todos mis pensamientos.
-¡Adelante!
Michael sonríe de oreja a oreja. Tiene los rizos despeinados y los ojos verdes hinchados.
-Hola -dice, cerrando la puerta. Tiene la voz ronca.
-¡Ey!
Se tumba a mi lado en la cama y se frota la cara. Después me mira, para preguntarme:
-¿Qué haces?
Le enseño el libro que intento leer, con cara de asco. Él imita mi gesto y después se ríe.
Vuelvo mi vista al libro, pero me concentro más en mirar a Michael por el rabillo del ojo que en leer. Me coloca un mechón detrás de la oreja y le miro. Sus ojos parecen uno de esos bosques de sudamérica, frondosos pero increíblemente preciosos. No sólo en el color, sino en que es difícil adentrarse en ellos sin salir sin un rasguño. Seguro que su exnovia tuvo que pasarlo mal.
Le peino un poco el pelo con los dedos y él cierra los ojos.
-No voy a permitir que vuelvas a entrar a mi habitación despeinado, ¿sabes?
-Lo siento -dice, riendo-. Me acabo de levantar de la siesta y lo primero que he pensado antes de en peinarme, es en venir a verte. ¡Siento ser tan poco romántico!
Suelto una carcajada que hace que cierre los ojos, casi sin darme cuenta. Al abrirlos, él sigue mirándome.
-Estás muy guapa ahora.
-Ah, ¿no estoy guapa siempre?
-Sí, quiero decir que leyendo lo estás aún más -dice, guiñándome el ojo. Yo le hago una mueca y él ríe-. Es imposible contigo.
Puedo ver cada uno de los brillos de sus ojos, que parecen rayos de sol intentando traspasar el gran bosque verde.
Le beso suavemente y él sonríe. Bajo la mirada hacia el libro y él se tumba completamente en la cama. Llaman otra vez a la puerta, esta vez más flojo.
-Pasa.
Carol y Angy aparecen en el umbral de la habitación. Sonríen al vernos.
-Si interrumpimos nos vamos -dice Angy. Carol ríe.
-Tranquilas, no interrumpís. Michael ya se iba, ¿verdad?
Él abre la boca yen una expresión de sorpresa y ríe. Después asiente, antes de acercase a mi oído y susurrarme:
-Estás cogiendo el hábito de echarme siempre.
Puedo sentir cómo sonríe en mi oído antes de darme un beso en la mejilla y retirarse. Se despide de las chicas y se va.
-Está bastante bueno -dice Carol, algo sonrojada-. Tienes mucha suerte.
Ella se sienta en la silla y Angy en la cama de Channel.
-¿Cuál es vuestro poder? -pregunto mientras me siento en la cama.
-Veo el futuro -declara Carol. Me deja con la boca abierta y ella se ríe-. No es para tanto. A veces me da miedo saber lo que va a pasar, tienes que avisar de lo que puede pasarle a alguien querido. Además, si sabes muchas cosas de tu futuro, nada tiene gracia.
-Yo me hago invisible. -Angy en cambio, al decirlo, pone una sonrisa pícara y continúa hablando. -Puedo observarte mientras te lías con Michael.
Yo reproduzco una carcajada antes de que Channel entre en el cuarto, sonriente. Saluda a las chicas con la mano y me mira.
-Ha llegado una chica nueva, parece maja. Se llama Laura y su poder es fuerza incontrolable -dice, entusiasmada. Sé qué es tener fuerza incontrolable, pero no entiendo que eso sea un poder. Pongo cara de no entenderla y ella se ríe-. Es decir, no mide su fuerza. No sabe cómo controlarla.
Carol se levanta de un salto y nos mira.
-Vamos a conocerla.
Bajamos las escaleras hasta llegar a la planta baja. Busco en la habitación hasta dar con dos maletas gigantes y a una chica entre estas dos. Ella me mira fijamente. Puedo sentir un escalofrío al mirarla. ¿Qué cojones?
Channel nos presenta y ella le da un apretón a cada una, sin dejar de mirarme a mí. Soy la última en darle la mano.
Su mano se cierra alrededor de la mía y sonríe, educada. Siento el dolor en menos de un segundo, recorriéndome desde la mano hasta el hombro. Mi respiración se agita y me intento separar, asustada. Ella mantiene su mano alrededor de la mía hasta que consigo soltarme.
-Encantada -dice.
Tiene una fuerza increíble. Se limpia la mano en sus vaqueros ajustados y nos mira.
Veo a Michael salir de la cocina con un sándwich de chocolate en las manos. Se acerca a nosotros y me ofrece un bocado. Muerdo el pan y lo saboreo dentro de mi boca. Él muestra una sonrisa antes de darme un beso rápido en los labios.
-Te quedaba chocolate.
-Si, claro -digo, riendo-. Que te gusta besarme, y listo.
Él pone su mano en mi cintura y me deja un beso dulce y tierno en la frente.
-También es verdad.
Miro a Laura de nuevo. Ella mira a Michael examinando cada centímetro de su cuerpo. Michael nota que la miro y se ríe.
-Eso me gusta -dice, en mi oído-. ¿Te pelearás con ella?
Le pego un golpe en el hombro y él gruñe.
-Me ganaría con su poder.
-Yo te defendería y ganaríamos.
-También te ganaría a ti -digo, riendo.
Él se muestra ofendido, antes de reírse.
-Yo estoy cuadrado, baby -susurra, antes de besarme en el cuello-. ¿Qué hay de un ratito solos? Odio bastante a la gente en general.
-Tengo que leer el libro -digo, antes de dejar un beso en sus labios-. Perdona.
-Me debes una -susurra, antes de gruñir.
Me besa en los labios suavemente, mientras que su mano toca mi pelo y su otra mano se apoya en mis caderas. Mi mano derecha revolotea buscando su nuca y mi mano izquierda encuentra el bolsillo izquierdo del pantalón en su trasero. Pellizco su trasero para que se retire y él grita, antes de que ambos soltemos una carcajada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario