sábado, 20 de abril de 2013

Capítulo 36: "Al menos, no bromees con ello."

Me levanto rápidamente de la silla al oír la campana del recreo. Una voz grave vuelve a despejarme de mis pensamientos.
-Alexia, ¿podemos hablar? -pregunta el Señor Norton mientras se coloca el chaleco de color gris.
-Claro.
-Em... te he visto muy distraída últimamente. Y quería informarte de que si yo no te apruebo, deberás quedarte más tiempo aquí. Algo así como repetir curso.
Abro la boca para decir algo, pero me quedo sin habla. Las palabras se amontonan en mi cabeza y no pueden salir. Sólo llevo unas semanas aquí y ya estoy deseando marcharme. ¿Quién va a quedarse un año más aquí? Ah, a este ritmo... yo.
-¿Cambiarás?
Asiento con la cabeza.
-Está bien, ya puedes marcharte -dice, moviendo la mano hacia la puerta.
Vago hasta las escaleras, donde todos están sentados. Todos menos Laura y Channel, que no han aparecido en todo el día. Me río al verlos, parece la entrada a una serie americana.
Michael me mira y me indica un escalón por debajo de él para que me siente. Cuando lo hago, me aparta el pelo hacia un hombro y me habla en el oído.
-No he visto a Channel en todo el día. ¿Crees que puede ser ella la que muera?
Las palabras de Michael son directas, aunque se detiene entre una palabra y otra, con miedo. Muevo la cabeza negativamente, pero verdaderamente, no estoy siendo sincera con él. No tengo ni idea de si puede ser o ella o no. Por una parte, es algo muy sospechoso; y por otra, no quiero verle triste. Lo acerco a mi cuello y sus brazos llegan hasta mi cintura, los acaricio durante unos segundos antes de que él los retire. Odiamos a esas parejas pastelosas y no queremos ser una de ellas.
Los chicos hablan sobre el poder de la electricidad.
-Tiene que ser la leche freír a alguien -dice Fabio mientras se toca la barbilla.
-A mí no me gustaría. Me gusta más salvar vidas.
Los demás asienten, apoyando que también les gustaría salvar vidas. Aquí me he dado cuenta de que soy alguien afortunada, que tener poderes es genial. Mi madre siempre ha querido que sea médica, podría serlo con mis poderes.
¿Y por qué mantener la organización en secreto? Que todo el mundo sepa quién tiene poderes, podríamos ser de ayuda. Podríamos ser normales.
Suena la campana que indica que volvamos a clase. Al entrar, el señor Norton sigue con su explicación, pero ahora presto más atención. Lo que me faltaba, repetir.
¡Ni pensarlo!
Las tres horas restantes pasan rápido, y antes de que haya mirado el reloj por segunda vez, nos dirigimos a comer. Michael repite sushi y a mí me trae un buen plato de pasta con salsa.
-Aquí tienes -susurra mientras coloca la bandeja de color rojo delante de mí.
-Gracias. -Sonrío.
-¿Qué vamos a hacer mañana para tu cumple? -Dice Angy mientras se lleva una patata frita a la boca.
-Ni idea. Celebrarlo, como hicimos en el de Alexia. Fiesta.
Hablamos sobre lo que hay que comprar y además, tenemos que pedirle permiso a Paul.
-Me encargo yo -afirma Michael-. Aunque no creo que quiera fiesta.
Se lleva un trozo de sushi a la boca y lo saborea. Después bebe agua.
-Da igual. Al menos... podemos ver una película.
-¿En mi cumpleaños? Qué divertido...
Todos reímos y después hablo.
-Es mejor que no hacer nada.
Me mira y enarca una ceja. Sé que no llevo razón, que lo mejor sería emborracharse, bailar y contarnos historias que nos hiciesen reír, pero estamos en la Organización y eso no pasa aquí.
Terminamos de comer y después salimos al jardín. Carol y Fabio hablan apartados de los demás. De vez en cuando él le hace alguna broma, a lo que ella le responde con un golpecito en el hombro. Angy habla con Bella y Alejandro sobre su vida fuera, mientras que él se limita a observarlas con la boca abierta.
Michael y yo nos unimos a los últimos. Michael les cuenta la visión de Carol.
-¿Visión o sentimiento? -pregunta Angy, mordiéndose una uña.
-Visión.
-Qué puta putada, joder -casi grita Bella.
Ella es de las únicas personas que puede permitirse utilizar un noventa y nueve por ciento de tacos en una frase sin llegar a lo obsceno.
-Gracias por el apoyo, chicos -susurra Michael, mientras les guiña un ojo.
-Joder Michael, ¿qué quieres que haga?
-No sé. No bromear con ello. ¿Te crees que es fácil saber que alguien a quien quiero va a morir? Y hace dos días que no veo a Channel, lo que me hace pensar que puede que ya haya muerto. Pero de todas formas, si no es ella, ¿quién puede ser?
Aquí siento cómo un vacío me pesa e incluso Michael se para durante un segundo. Ambos sabemos que con el tema de Laura soy la que más posibilidades tiene.
-La puta incertidumbre me agobia -continúa-. No saber qué pasa, no saber quién puedo perder dentro de unas horas, no ser capaz de proteger a esa persona. Me crea un nudo en el estómago; algo con lo que no puedo estar a gusto.
Todos miramos al suelo. Las palabras de Michael me asombran y a la vez me entristecen.
Aunque Michael no quiera afirmarlo, la principal candidata a la muerte soy yo. La súper fuerza de Laura me haría pedazos en segundos.
Siempre me han preguntado qué haría si supiera que moriría mañana y siempre he dicho que pasaría el día tomando el sol, junto con mis amigos y familia. Pero ahora que la muerte está más cerca, no sé qué haría. Al pensar que dentro de unas horas no sienta nada en mi cuerpo, el nudo en el estómago de Michael se contagia al mío.
Pero no quiero preocupar a nadie, así que, lo mejor que puedo hacer es quedarme en silencio, como los demás.

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